Digamos que «se me ha caido un mito».
Cuando empece a estudiar con más profundidad las villas romanas me fuí maravillando cada vez más con ellas y la civilización que las construyó. Claro que no hay reglas sin excepciones, y aquí es la cocina…
La cocina se instalaba en un recinto pequeño. Ollas y cacerolas se colocaban sobre trípodes de hierro. Había un hogar y sobre él una ventana para la salida del humo, también solia haber un horno.
Pero está claro que eran sucias y estaban ennegrecidas por el humo y su deficiente evacuación.
La mediocridad de las cocinas hace suponer que no hubieran grandes lujos en la mesa.
Los retretes se situaban próximos a la cocina y situados en el trayecto de las aguas sucias.
Es solo una primera imagen que mejoraré y complementaré con muebles, accesorios y enseres.