Una villa rústica dedicada a una explotación agricola, de esta categoría, contaba con una zona importante dedicada a los negocios.
No solo solian producir sus propios productos, si no que compraban a los agricultores y ganaderos de la zona, con lo que aumentaban su volumen de negocio.
El área comercial tenía su propio acceso al exterior, a través de un aula que hacia las funciones de sala de espera.