La magia es consustancial a nuestra propia esencia. Nuestras abuelas, generalmente ellas, nos entretenían con historias «totalmente reales» de fantasmas (La Fantarma), brujas, hechiceros y seres varios. Los demonios, buenos y malos, habían vivido y seguían haciéndolo entre nosotros.
La cultura fragatina oral es la del misterio, la de lo mágico, la de lo imposible, pero también lo es la del trabajo, la de la lucha…
Estas historias, contadas frente al fuego, en medio de una tormenta o en la oscuridad de la huerta en las noches de verano, tienen un denominador común… Eran historias contadas con mucho amor y siempre con el objetivo de hacernos felices por un rato, escuchando fascinados relatos fantásticos que nos transportaban a otras épocas e incluso mundos.
Anímate, ¡Cuéntanos tu historia!