Històries de Fogaril

Fraga siempre ha sido, y sigue siendo, un lugar especial, un cruce de caminos y un encuentro de culturas que le han dado una riqueza  impresionante en este sentido.

La magia es consustancial a nuestra propia esencia. Nuestras abuelas, generalmente ellas, nos entretenían con historias «totalmente reales» de fantasmas (La Fantarma), brujas, hechiceros y seres varios. Los demonios, buenos y malos, habían vivido y seguían haciéndolo entre nosotros.

La cultura fragatina oral es la del misterio, la de lo mágico, la de lo imposible, pero también lo es la del trabajo, la de la lucha…

Estas historias, contadas frente al fuego, en medio de una tormenta o en la oscuridad de la huerta en las noches de verano, tienen un denominador común… Eran historias contadas con mucho amor y siempre con el objetivo de hacernos felices por un rato, escuchando fascinados relatos fantásticos que nos transportaban a otras épocas e incluso mundos.

Anímate, ¡Cuéntanos tu historia!

A primera hora, quan encara és de nit tancada, los cascos des animals y les rodes en banda de ferro dels carros i carretes fan un ruido sec i desagradable mentres salten, més que roden, pels carrers “encodisats”, que junt en algun bofit i bram d’animal, formen un estrèpit silenciós de paraules, interromput puntualment per qualsevol sonido de pagès traginer i algun renec no massa convincent per posar a la fila a alguna mula díscola.

Lo pont de ferro s’il·lumina en los fanalets dels carros, i s’emplena de ombres que al moure’s li donen un aspecte quasi màgic.

Homes, dones i bèsties, descansats i alimentats, en la frescoreta de la nit marxen en pau a les seves obligacions.

Le vino a la cabeza su vecino Josepet, que hacía más de cuatro años que no salía
de noche por Fraga, y mucho menos solo, por una mala experiencia de un
encuentro “paranormal” que había tenido… Se le apareció un fantasma que lo
persiguió por las calles entre gritos terribles y ruido de cadenas.

A punto estuvo de irse “a les tres creuetes” del susto y el disgusto.
Otros habían contado historias de “La Fantarma” que así le llamaban al fantasma
después de cambiarle el género por algún motivo. Tal vez porque en Fraga “Les
Bruixes” siempre habían sido más creíbles. Es mucho más coherente una señora
que vuela en una escoba, realiza hechizos y transmutaciones, que un ser blanco
del “otro lado” que apesta a alcohol y emite insultos, gruñidos, juramentos y
ruidos metálicos

Próximamente